domingo, 25 de mayo de 2014

Folios en Blanco, literalmente hablando.



Hoy, quizás sea imposible también, porque a medida que escribo, podéis comprobar que estas palabras ya ocupan lo que entonces sería el “folio en blanco”, virtual, si queréis considerarlo, pero, la verdad, es que hoy me gustaría escribir y mientras lo hago dejar el folio en blanco, no hablo precisamente de la metáfora de “Muchas palabras que  al final no dicen nada” hablo literalmente, escribir y dejar el folio en blanco, creo que sería divertido y no especialmente porque quiera escribir con un bolígrafo gastado, porque igualmente se seguiría escribiendo sobre el folio y la punta sin mancha incidiría en éste y dejaría igualmente la huella de mis letras.

Lo que quiero decir, es que me gustaría escribir una carta, una carta vacía o en blanco, en la  hay millones de sentimientos “escritos” y aunque no estén, ahí están, no podemos decir que no, porque se que ahí se encuentran, nadie debería decir lo contrario, que no veas algo, no significa no exista.

Por ello, me gustaría entregar una carta vacía,  por todas aquellas y cada una de cartas quemadas por amor, en las que sus letras si se veían, pero que curiosamente, por muy bien que se vieran y entendiesen, sus palabras no servían de nada,  eran huecas y ninguna verdadera.
Después de esta clara evidencia, ahora nadie me puede exigir que no entregue cartas en blanco, porque entonces no significan nada, pero, vuelvo a la tragedia anteriormente mencionada, si hay palabras que se leen claras y luego solo estuvieron vacías, es como
entregar una carta en blanco, pero si entrego una carta en blanco y el echo de entregarla ya genera en mi el mejor de todos los sentimientos, prefiero entregar un millón de cartas en blanco porque ese folio ha generado el mejor de todos los sentimiento y por eso ya tiene un valor el cual entrego, por que es el que quiero compartir de verdad.

¿No es bonito acaso decir, “comparte conmigo el mejor de todos los sentimientos que me hace sentir entregarte esta carta en blanco”? ¡Nada de serenatas! ¡Nada de poemas! sentimientos compartidos, como un Vals en silencio, en un más  allá que se encuentra en otra dimensión, donde esa conexión que se siente se puede ver ahí, haciendo arte, exaltando el mejor de todos los colores.

Esa fiesta trascendental que nos genera el mejor de todos los sentimientos, tan solo experimentarlo en un silencio que se acaricia mientras nadie se da cuenta, son también folios en blanco… folios en blanco que cada día entregamos, porque es la mejor manera de decir lo que se siente sin que nadie se entere.


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