lunes, 21 de noviembre de 2016

Nos cansamos demasiado (Que fue de ti, de nosotros, de todos...)

Vuelvo a escribirte, si, te escribo a tí, el error que nunca creyó en mi, el cadáver que dejaste cuando pensaste que simplemente nada ya tiene sentido, al asesino de mis sueños, a la suerte que nunca existió, a la esperanza que quedó tan solo en un disparo en el corazón cuando decidiste dejarme ciega, te escribo a ti, chica que lo ignora TODO, a la que solo pensó en si misma, a la que no quiso saber nunca más del resto y se dejó olvidar, como también te olvidaste a ti misma, escribo a las ilusiones que deje de regar, a las que dejé marchitar, a todas las que se murieron en mis manos asfixiantes, también quisiera escribir a esas manos, aquellas que dejaron de practicar sobre las cuerdas, sobre un teclado y a sus oídos, tan solo querían poder escuchar un poco de cariño, cariño que hasta ahora no conoció; quisiera escribirle al corazón, aunque a veces me faltes sigues latiendo, aunque a veces me engañes, sigues amando, aunque a veces te rompas, sigues queriendo sangre, saludar a la sangre, tan solo me mantienes en vida físicamente.

A mi cabeza, porque a veces cruzas los pasos, porque a veces vas a contracorriente y cuantas veces quisiste hablar de tus decisiones y no pudiste, sabes que nadie las entendería, crees que los demás tienen la respuesta, para ti siempre es la equívoca. Quisiera hablarle a mi sonrisa, porque eres la aliada de ocultar lo que me duele, lo que en realidad siento, lo que a nadie le importa, porque eres un método más de evasión, le hablo a mi mirada, que siempre suele estar enfadada y a veces tan solo es un método de autoprotección, aunque ahora está enamorada y no puede quitarse esa emoción, hablando a mis emociones, arruináis mi vida y aun así no sería nada sin vosotras.

Te hablo a ti misma, sientes que estás flotando, nadando, naufragando... y sabes a dónde vas y a la vez no, sabes que puedes perderte y dañarte, sabes que el sentido común te falla y prestar atención a algo te cuesta, te diviertes con la vida y la vida a veces se ríe de ti, pero te da igual, realmente te da igual, no te importa saltar por amor al arte porque la quieres, porque ella ahora es la persona junto a la que quieres estar, porque la conociste por razones, os encontrasteis por razones aquel día frío de invierno y os enamorasteis, asumisteis la responsabilidad de equivocaros y seguir juntas tal vez... sabes que la quieres y no te duele, es una realidad más.

Hablo de todo y la verdad es que todo cada vez gira y gira y gira y las escenas son siempre las mismas pero cada vez van pasando más rápido, como una ruleta rusa esperando a quedarse con el tiempo en pausa, dándome claves, respuestas que tengo que interpretar, que significan algo y que influirán en otro mañana cuando vuelva a parar.
Que será de mí y de todo, que será del futuro quiénes seguirán a mi lado y cuántos, quiénes ha decidido marchar...

Si la música vuelve a brotar y las hojitas saludan a un campo de cenizas, eso es lo único que veo en mi, cenizas y tristeza, la alegría asoma en brotes pequeños, esos brotes me permiten que vuelva a valer la pena volver a brillar, porque se que la luz les hará crecer, aunque el fondo sea un campo devastado, es es lo que realmente veo cuando miro dentro de mí.
Por eso dejé de escribir, porque me devasté, no tenía nada que contar nada, podía dejar morir mis palabras sin escribir nada, podría aguantar la crudeza de sentirme vacía de querer vaciar aun más cuando ya no queda nada dentro de mi, pero vuelvo de nuevo, cargada con ligeras y pequeñas emociones... que me dan motivos para volver a transmitir algo, que no soy un puto cuerpo sin sentimientos, que yo vuelvo a sentir cosas, que vuelvo a revivir. El silencio solo es rehabilitación, esperando a que alguien o a algo no le importe alojarse en mi interior, confiando en que aún hay algo de calor.

Una nueva historia en la nada puede crecer, porque dejé todo el pasado atrás, vuelvo a respirar, aunque en otra dimensión...

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