Era la última vez que volverían a cruzarse, a punto de perderse y separar sus vidas a futuros distintos; había llegado la hora de confesar aquello que había oprimido desde hace tiempo.
Quedó con ella, para exhalar todas las palabras que dejarán de acariciar su alma completa, con cada mirada cobijaba su corazón, el manto envolvente que los protegía, como su tacto, era la eternidad de todas las sensaciones que jamás haya experimentado. Solo hoy podía ser el momento para decir la verdad, el último momento. La verdad de todas las noches de luna llena en las que ella dormía y salía para observarla, quebrando todos los limites de todas las realidades posibles, transformado en suave céfiro rojo... todos los sueños clandestinos en los que se besaban y podían llegar al infinito, perdiéndose en los lugares más solitarios, los sueños más extraños en los que la llevaba hasta el fin del mundo y las pesadillas más desagradables jamás soñadas
Pero como siempre, hubo sangre de por medio, su veneno instintivo, otorgándole la condena eterna, la fuerza bruta, el poder del cielo y el infierno...El amor por la muerte. Ella se estaba asustando... pero continuó, sin poder evitar el acaecer de las lágrimas de sabroso carmín...
-Soy la criatura que el hombre odia, soy el cazador de las almas oscuras... soy el monstruo de la noche y guardián de la luna, soy maestro de las tinieblas y estoy preso de la sangre, fenezco y revivo en muerte, te amo sin saber, te amo sin segundos, ni horas... mientras tus latidos dan pasos para morir y yo espero a tenerte en este contratiempo indefinido... llevo todo lo que rechazas, digo todo lo que no quieres, y sin querer mientras te quiero puedo querer matarte. Tras el próximo esclarecimiento, ya no existiré jamás para ti, porque tengo todo lo que debes temer, porque vivo de lo que no debes saber, porque amo lo que no debo tener, porque soy...
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