domingo, 14 de septiembre de 2014

Despiértame cuando todo termine.

La sangre corre por mi boca, no puedo parar de escupirla, en realidad nada tengo clavado, tampoco me han disparado, pero hay un agujero notorio que traspasa profúndamente mi piel. No quiero mirar si puedo ver a través de ella, llueve sobre mi, la calle está oscura y yo desangrándome, sonrío a la muerte, quiero que se ría de mis heridas, quiero que me arranque el corazón con sus garras malditas y se lo coma antes de que se consuma dentro de mi cuerpo.
Hay una criatura sin ojos detrás mía, puedo escuchar su risa diabólica, espera desmembrarme cuando muera y hacer de mi cuerpo un montón de excremento humano, en mis colmillos se refleja burlona la luna y mis ojos la lloran, es lo único por lo que he llorado en toda esta vida eterna, que irónicamente hoy mismo quiere darme fin.
Esto es el infierno, con el corazón arrancado, mis ropajes mojados por la lluvia y coloreados del rojo de mi sangre pretenden cercenarme la cabeza, noto un filo acariciando mi cuello, me resulta coqueto y familiar su juego, como jugó mi sed ambiciosa con todas aquellas damas.
Sigo aún sonriendo, siempre sonriendo, me gusta ese riesgo, me gusta…
La excitación de la danza de muerte es tan tentadora… Abriéndome las puertas a un final confuso, solo unos segundo para recobrar la fuerza, para darme la vuelta, decabellar a la criatura y tener mi cena servida, antes de que la noche me obligue a abandonarla.



No hay comentarios:

Publicar un comentario