Me adentro a un nuevo espacio, me pregunto que he de hacer, las dudas abrazan todas las imágenes que veo y me crea esa sensación estraña de no saber que hacer. Pero a veces, es mejor no mirarlas y tan solo sumergirse en ellas, sin pensar en lo que ha pasado, sin recapacitar, sin querer encontrar la verdad, no se si esto es caminar con una cinta en los ojos, pero si así es, me alegro de que no sea nuevamente sobre una cuerda entre un precipicio, si no entre aguas calientes, que huelen a un dulce aroma, camino, camino con una cinta en la cabeza pero sonriendo, feliz, esta felicidad ciega solo me hace pensar cuando escribo y a la vez evito querer escribirlo, pero, esto me hace ser de nuevo una insensata, a la espera de otra nueva entrada, en la que me de cuenta de nuevo, lo realmente insensata que soy conmigo misma. Pero, ¿Quien sabe si estoy en el acierto? esta vida es incertidumbre, azar, pasión... melancolía y despedidas silenciosas.
¿Que pasa si camino entre estas aguas aparentemente placenteras a ciegas? Temo ahogarme en ellas, pero, quiero tener confianza en mis misma y seguir avanzando, pensar que no va a pasar nada esta vez y si me equivoco, mantendré mi seguridad de nuevo, para volver a la orilla, nadando, como siempre queriendo ir a contra corriente de las cosas. No me gustaría estrellarme en lo mismo, sutileza, juego, baile de palabras... y... ¿Quién sabe? Quizás pueda rozar aquella meta y poder quitarme el pañuelo, para observar con sorpresa que he acertado en este camino.Volver a encontrar...
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