miércoles, 31 de julio de 2013

SIMINA.

Hacía tiempo que no la veía, desde que se fue de vacaciones... y ahora que ha vuelto me he dado cuenta de varias cosas: Que me importa, mucho me importa, la quiero y cada vez más, demostrandome en cada tic-tac dificultoso que soy capaz de volver a caer en los brazos asesinos de Cupido, que puedo estar ardiendo de nuevo... y al borde de entregarme al amor. Aunque hace unos meses que lo hice, ahora siento que dulcemente me quema.

Me doy cuenta que la quiero, la deseo, aunque a veces mi corazón corra sin avanzar al pasado, asustada de lo que ocurriría si hago esto, si hago lo otro... no comprendo a veces el capricho que puede llegar a tener el corazón, el querer latir dos veces, cuando solo tiene la posibilidad de hacerlo una vez, solo por una vez... Cada latido empequeñece un transcurso que deja tan hueco, cuando solo espero que me de la mano y me ayude a dar otro siguiente paso, ayudarnos mutuamente,  a poder enamorarme una segunda vez, sentir su mirada y calmar el  miedo a hacerlo, que cada caricia lo hará posible, que cada beso me haga olvidar el extraño pasado del amor...

Ella es tan dulce y cariñosa, atractiva, con esa caracteristica tan tierna de parecerse una niña, una niña a la que quiero abrazar y entregarle lo mejor que ahora tengo... observarla de reojo y percatarme que me está mirando de una manera tan especial... La quiero, la pienso.... aunque ella crea la contrario.
Sentir que está ahí, haciendo sus cosas, pensando en sus problemas, pintando, tocando la guitarra, durmiendo, sonrriendo, llorando, leyendo... Creo en parte que "esté allí" y no tan lejos aunque la distancia se alargue, me hace sentir bien, que en cualquier momento pueda darme la oportunidad de volverla a ver, de volver a sonreirla, de volver a ella, a sus pequeños y delicados labios suaves como las alas de una mariposa, mirada inocente, escuchar de nuevo su interesante acento del Este europeo.

Quiero hacerla ver que vale más de lo que ella cree, nadie se debe subestimal y por otra parte,  porsupuesto  que la llevaré a Italia, prometo que la llevaré.

Pacífica, pero eroticamente desafiante y a su vez, con su magia, cualquier gesto que ejecuta te hechiza para rendirte a ella, enamorarte cada noche que no la puedes tener... enseñándote la posibilidad de no ver el amor como algo negativo, si no como algo en el que es posible cualquier cosa si estás enamorada, como la posibilidad de escuchar un "te amo" sin que sea superficial... Iniciando algo nuevo del cual no hay que temer, si agarro bien su mano...

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