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Mirando a la Luna, dejé que todo se perdiera, aferrado al destino listo para disipar lo que antes fue algo y ahora es nada, no sabría llamarlo pasado, porque está ciego, acabé de morir y olvidé todo lo que en aquel entonces fue, o existió en todas y cada una de mis heridas. No quiero apreciar quien es, que fue, ni que ocurrió, porque entre mis cenizas todo decayó, todo se arruino y ardió conmigo.

Ahora nazco en blanco, junto a la voluntad de no saber nada de lo que supe, ¿Quién fue? ¿Qué fue? y no encontrar nada, solamente imágenes demasiado desenfocadas como para saber que tratan, que  historias quisieron contar. Me he evadido de los corazones y a nadie le importó, como a mi tampoco me importa lo que suceda, ahora floto a mi antojo y sigilosa fue mi huida, que amaneció sin mi presencia. Ya no sois nada, solamente… no tienes descripción, no tienes definición.

Mi corazón está seco y ya no le quedan heridas por sangrar, ya no me importa si me tocó ser villana en esta película, porque el guión lo he olvidado. Polvo veo y lástima siento cuando te veo, es verdad que soy feliz, ahora, quisiera recordar la frase de “Cada uno tiene lo que se merece” como hostias también me he llevado, errores he cometido y batallas de espera, que de forma imprecisa se asoman, parece que solo has he soñado, como si de una pesadilla, se tratara.

No desesperes, aquí el único fiambre que existe eres tú. Por lo que ni lo siento, por lo que ni me apeno, por lo que no siento nada de lo que te llevaste a la tumba y por lo que ahora mi imagen solo te persigue, la maldición que te concedo, por no haberme sabido apreciar, condenada a mi olvido, a mi ignorancia, estás dulcemente arrebata a lo que no sabría definir, todo lo que ahora no reconozco, totalmente muerto.

Y si está vez no he esperado, es porque no tolero, que alguien me haga esperar. Es decir, no espero por quien me abandona, no hay piedad ya, pero… el tiempo es sabio, y es verdad que siempre devuelve donde dan.