Reglones contrapuestos

“Dormí para curarme del mal paso,

soñé para solo poder alcanzarla,

y desperté, pensando que podía enredarme en su sonrisa.

Lloré y creí regar su mirada,

hablé y nunca supo lo que en el fondo le decía,

grité y escuche que solo definía su nombre.

Esperé y mantuve la esperanza,

mantuve la esperanza y pude ver como se fue,

vi cómo se fue y esos brazos que la tomaron no eran los míos.

Pude ver mi corazón destrozado,

una vez mas…

Una vez más antes de no hacer nada…”

Abrí los ojos y me relaté a mí misma la realidad de la situación, no tuve que hacer nada y tampoco quise intentarlo, porque la absoluta verdad incendiaba todas mis promesas y yo sentía calor, sentía calor… pedí auxilio pero solo la desesperación rebotaba entre las cuatro paredes, atravesante en mi mente.

Recobrando el sentido al cien por cien de lo real, me encontraba tumbada en el suelo de mi habitación, mi piel reaccionaba ante el frío de las baldosas, solo quería mirar al infinito que va más allá de todas las sensaciones y me di cuenta que el más mínimo paso, me llevaría al túnel oscuro, el prohibido conjuro de lo deseable…

Cogí una cerveza, encendí un cigarrillo y agarre mi guitarra, toqué… pensando en lo que sería, escribí imaginando que me miraba… y compuse la canción que solo conseguía arrancarle una lagrima al corazón, menos al suyo, que estaba tachado, silenciado por mi ignorancia.

Tan solo conseguí alcanzar ninguno de mis deseos, mientras mi vida continuaba, aunque solo logré regalarle a ella el destino de unos brazos en sombra, de unos besos a contraluz, de unas caricias que yo quería cegar, de hacer el amor tras mi sombra. Mientras, yo solo podía vomitar todos mis versos… que en soledad guardaba el más fiel de todos los mares, el más discreto de entre los vientos.

Ahora la pienso y no consigo, la verdad es que no quiero regalarle el nombre, porque ya conozco el final de esta historia, ahora la guardo a modo de manuscrito y es qué es un folio en blanco lo que vuelve a ser mi mejor carta de amor.

Biografías distorsionadas - Dänger